Esta chocolatería tiene raíces Europeas y cuenta la historia que una sencilla familia Polaca se instaló en Santiago en 1954, al costado del Teatro Municipal, para desarrollar un dulce negocio familiar y deleitar el paladar de los amantes de esta exquisita materia prima, con sus placenteros sabores y variedades.
A fines del siglo XX, la familia Cisterna tomó las riendas del negocio Varsovienne para continuar con la elaboración y mantener inalterable la calidad de productos, como bombones, calugas, alfajores, chocolate macizo, galletas y productos sin azúcar, que en fechas especiales o en cualquier momento del año, te atraparán con su sabor y delicados envoltorios.
Agustinas, 735, Santiago.