Reseña
El Palacio de La Alhambra, de arquitectura morisca, es un fiel representante de la tendencia vivida en Santiago en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se construyeron viviendas de gran lujo en la capital.
Fue edificado entre 1860 y 1862, como residencia del acaudalado empresario minero Francisco Ossa Mercado.
Con la mirada puesta en Europa, Ossa envió al arquitecto Manuel Aldunate a España a visitar otros palacios, razón por la cual la construcción está claramente inspirada en la Alhambra de Granada.
Desde 1940 la propiedad pertenece a la Sociedad Nacional de Bellas Artes, institución dedicada a apoyar a los artistas que se inician en el campo de la pintura.
Este palacio fue declarado Monumento Nacional en 1973 .
Historia
Francisco Ignacio Ossa, empresario minero, dio inicio en 1862 a la construcción del palacio que soñaba para Santiago, sin embargo, falleció antes de verlo terminado, en 1865. Su viuda vendió la propiedad al influyente político y hombre de fortuna Claudio Vicuña Guerrero, quien finalizó las obras en julio de 1877.
Tras la Revolución de 1891, Vicuña partió al exilio y el Palacio fue confiscado por el Ejército, que lo utilizó como cuartel de caballería.
A comienzos del siglo XX, la propiedad fue devuelta a Vicuña, quien nunca más volvió a habitarla. En 1904 la vendió a don Julio Garrido Falcón, quien residió allí hasta 1940, año en que la donó a la Sociedad Nacional de Bellas Artes, institución que lo conserva hasta la actualidad.
Arquitectura
El Palacio de La Alhambra es de arquitectura morisca y representa el modelo de las casonas de la segunda mitad del siglo XIX, caracterizadas por sus patios interiores.
Su diseño, basado en un trabajo de yesería y arcos de herradura, está inspirado en el Palacio de la Alhambra de Granada.
El acceso principal es a través de un recibidor que conduce al primer patio, mientras que el siguiente posee una reproducción de la fuente de Los Leones de Granada.