Reseña
Este palacio, inspirado en el Renacimiento Italiano, fue usado durante más de 50 años como residencia del embajador de Estados Unidos, y luego como consulado de ese país.
Su construcción data de 1916 y fue ordenada por el millonario empresario salitrero Augusto Bruna, quien lo vendió sin haberlo habitado.
Es Monumento Histórico desde 1981 y sede de la Cámara Nacional de Comercio a partir de 1996.
Historia
Augusto Bruna, rico empresario del salitre, encargó la construcción de este palacio en 1916. La obra concluyó cinco años más tarde, pero la familia Bruna no pudo habitarla, ya que esa época coincidió con la gran crisis de la industria salitrera.
En 1939, el inmueble fue adquirido por la Embajada de Estados Unidos para ser utilizado como residencia del embajador Claude Bowers, quien habitó el lugar durante catorce años.
En 1962 fue edificada una residencia más moderna para los embajadores, siendo destinado el palacio como sede del consulado estadounidense. Recién en 1995 el edificio fue adquirido por la Cámara Nacional de Comercio, institución que lo restauró al año siguiente.
Arquitectura
El palacio, inspirado en el Renacimiento Italiano, tiene tres niveles y presenta un juego de volúmenes muy atractivo. El segundo nivel incorpora diferentes terrazas, una de ellas situada sobre el acceso y está sostenida por columnas.
Entre el segundo y el tercer nivel, una moldura de guirnaldas, bellamente labrada, recorre todas las fachadas.
Al interior llama la atención la utilización de placas de mármol de color verde y negro, así como la calidad de los pisos, todos de parquet de maderas nobles importadas desde Europa.
Merced, 230, Santiago.