El 12 de febrero de 1541, Pedro de Valdivia, cabecilla de la expedición que había salido del Perú algunos meses antes, fundó la ciudad de Santiago en nombre de la Corona Española y la Iglesia Católica. En ese entonces, Santiago abarcó como zona urbana los límites naturales que otorgaba el río Mapocho por el norte y un pequeño brazo secundario del mismo río por el sur, llamado la Cañada.
En torno a unas cuantas cuadras, delineadas a modo de tablero de ajedrez, se desarrolló la vida colonial, con la Plaza de Armas como su centro político, administrativo, social, comercial y religioso.