Estos barrios, que confluyen en un área de pasado distinguido, son símbolos de las transformaciones urbanas que experimentó la capital en el siglo XIX, a partir de las grandes fortunas generadas por la minería, la agricultura y la construcción, entre otras prósperas actividades económicas.
La fisonomía de este emplazamiento comenzó a transformarse con la construcción del Parque Cousiño, actual Parque O’Higgins, al sur de Santiago. Esto obligó a abrir nuevas calles para conectarlo con la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins, lo que aceleró el desarrollo urbano del área y la conformación de un elegante barrio residencial exclusivo.
Fue allí donde acaudaladas familias construyeron sus residencias. Claro reflejo de esta realidad fue la edificación de los palacios Cousiño, Errázuriz e Irarrázaval, dotados de los primeros ascensores, sistemas de calefacción central y decoración interior, traídos desde el Viejo Continente. También se establecieron familias vinculadas al mundo castrense, atraídas por la presencia del Campo de Marte y la cercanía con la Escuela Militar, actual Museo Histórico Militar.
Las avenidas República, Dieciocho y Ejército son indicadores de la prosperidad económica de la época. Por ejemplo, República fue la primera avenida de la capital en contar con calles pavimentadas y casas iluminadas con energía eléctrica.
Actualmente, el corazón de esta área es conocida como Barrio Universitario, debido a las instituciones de educación que allí funcionan y en cuyas sedes estudian más de 100 mil alumnos. Es una presencia que ha consolidado al barrio como un polo de convivencia urbana, cultural y educacional, otorgándole un sello de vitalidad y vigencia a las mismas calles donde, hace más de un siglo, se establecieron las más ricas familias santiaguinas.
Calle Dieciocho fue declarada Zona Típica en 1983 y Avenida República en 1992.